sábado, 31 de diciembre de 2016

¿Cómo era la mujer de Amadeo de Saboya?

Al igual que su esposo, Mª Victoria también dio una gran importancia a su imagen social. Por una parte representaba la perfección en su papel de madre, esposa fiel y abnegada, que se mantuvo al margen de la política. Pero por otra, su gran formación y posición le permitían asesorar al rey. Ella quedaba a salvo de las críticas. Su imagen se benefició, de alguna manera, de los escándalos y excesos cometidos por Isabel II, que deterioraron profundamente la imagen de la monarquía. Se trataba de una figura vinculada de forma directa al ámbito doméstico donde cuidaba y educaba a sus hijos. En la documentación de la época se resalta su carácter discreto, el cual se puede observar incluso en sus retratos, en los cuales aparece representada como una dama de la alta burguesía con ausencia de una belleza deslumbrante. La reina además era una católica ejemplar, tenía unos sentimientos religiosos muy fuertes, pero sus formas de manifestarlos distaban mucho de alcanzar el fanatismo o la superstición, como si ocurría con Isabel II. Mª Victoria personificaba la combinación entre el fervor religioso y la razón, la cual había sido defendida por un amplio espectro revolucionario.

La caridad fue otra de las facetas que ayudaron a la reina a consolidar su imagen. Cuando llegó de Italia y desembarcó en Alicante las crónicas se hicieron eco del reparto de una peseta y pan a cada pobre. En las audiencias, la reina recibía individualmente diversas peticiones de instituciones o personas que necesitaban algún tipo de ayuda (ropa, alimento, dinero…). Estas audiencias eran casi diarias y en ellas escuchaba miserias de todo tipo. Su carácter generoso se materializó también en la fundación de varios establecimientos benéficos en Madrid, como el asilo de las lavanderas o una casa de acogimiento para los hijos de las operarias de la fábrica de tabacos, utilizando para ello sus propios fondos económicos.

Mª Victoria antes de ser reina adquirió una gran formación. Conocía varias lenguas, entre ellas el español, así como el arte y las tradiciones españolas ayudando de esta forma a mejorar la imagen de la nueva monarquía ya que Amadeo, además de desconocer el idioma, apenas había tenido contacto con España antes de llegar al trono. En este sentido la reina complementaba la figura del rey, superando además la imagen de Isabel II, quien tenía graves faltas de ortografía, así como un escaso gusto por los placeres intelectuales (arte, música, lectura…), y aunque solía hablar mucho y con gracia sus conversaciones, salvo en ciertos temas, eran vanas. Tenía por tanto fama de ser una mujer inculta y burda, a diferencia de Mª Victoria que se la consideraba una mujer culta y llena de virtudes, aunque careciese de los hábitos propios de reina.


BIBLIOGRAFÍA
DE AMICIS, Edmondo, España: viaje durante el reinado de Don Amadeo I de Saboya, Madrid, 2002.

BOLAÑOS MEJÍA, Carmen, El reinado de Amadeo de Saboya y la monarquía constitucional, Madrid, 1999.

MIRA ABAD, Alicia, "La monarquía imposible: Amadeo I y María Victoria", en LA PARRA LÓPEZ, Emilio (coord.), La imagen del poder: reyes y regentes en la España del siglo XIX, Madrid, 2011.

PEREZ GALDÓS, Benito, Amadeo I, Madrid, 1997.

RUEDA HERNANZ, Germán, Isabel II, Madrid, 2001.

VILA-SAN-JUAN, José Luis, Amadeo I: el rey caballero, Barcelona, 1997.

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