Con
el Decreto del 4 de mayo de 1814 Fernando VII daba por concluida la experiencia
liberal de las Cortes de Cádiz y restauraba el absolutismo, como si el
liberalismo jamás hubiese tenido su impronta en España. Los liberales fueron acusados
de revolucionarios y perseguidos. No obstante, esta “amnesia colectiva” que intentó
llevar a cabo Fernando VII no fue posible y pronto se manifestaron los primeros
síntomas de que la España de 1814 nada tenía que ver con la de principios de
1808.
Durante
el Sexenio Absolutista (1814-20) hubo varios intentos liberales que tuvieron
como finalidad que rey jurase la Constitución de 1812. Uno de ellos se llevó a
cabo en 1816 y tuvo como uno de los protagonistas a Vicente Richart, natural de
Biar (Alicante). Esta Conspiración ha pasado a la historiografía con el nombre “del
triángulo” por la forma en la que se articuló, pues su organización se hizo siguiendo
una forma triangular de modo que habría un vértice con dos ángulos. Esto es,
una persona contaría con dos subalternos a los que les daba órdenes. No obstante,
estos “ángulos” o subalternos no se conocía entre sí y ello permitía mantener
el secreto de la organización, aunque el triangulo fuese descubierto por alguno
de sus partes. El plan consistía en que Richart, sus ángulos y otros miembros
de diferentes triángulos se acercasen a Fernando VII durante su paseo diario por
la puerta de Alcalá, donde solía con poca escolta. Este momento sería
aprovechado para obligar al rey a jurar la Constitución. Sin embargo, el plan
fue descubierto y Richart llevado a la horca.
En este periodo absolutista, Richart no fue el único que intentó llevar a cabo un cambio en el sistema político, sino que hubo muchos otros, tales como Mina, Porlier o Lacy que también fracasaron y sellaron con su propia sangre el sueño de que otra España era posible.
En este periodo absolutista, Richart no fue el único que intentó llevar a cabo un cambio en el sistema político, sino que hubo muchos otros, tales como Mina, Porlier o Lacy que también fracasaron y sellaron con su propia sangre el sueño de que otra España era posible.
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